Corrupción y Coronavirus
Ahora que la rápida propagación de la pandemia del coronavirus -o CoVid19- nos enfrenta a una crisis de salud global sin precedentes, la primera prioridad de nuestros gobiernos debe ser la protección de nuestra salud y que nos sintamos seguros. Sin embargo, los brotes pandémicos como el que vivimos actualmente con el COVID-19, exponen las deficiencias de nuestros sistemas de salud, especialmente los potenciales riesgos y oportunidades de corrupción -la corrupción puede disminuir la capacidad de respuesta a la pandemia y privar de asistencia sanitaria a muchas comunidades.
Incluso en tiempos normales, la corrupción en el sector salud genera pérdidas de más de $500 millardos de dólares anualmente.
SISTEMAS DE SALUD AL BORDE DEL COLAPSO
A fecha de hoy , más de 164 países alrededor del mundo tienen dificultades para responder a esta pandemia. Más de 200.000 personas han contraído el virus y más de 8.000 han muerto, cifras devastadoras que aumentan a diario.
Los sistemas nacionales de salud –algunos de por sí ya frágiles- se ven amenazados y sobresaturados por el alto porcentaje de pacientes que reclaman atención médica. Muchos países se enfrentan a la escasez de equipos y profesionales médicos capaces de proporcionar servicios de salud ahora vitales, y algunos tratamientos para detectar y tratar la pandemia del corona virus no están disponibles.
LOS RIESGOS DE CORRUPCIÓN
Por desgracia, la corrupción encuentra terreno fértil para prosperar en tiempos de crisis, sobre todo cuando las instituciones y los mecanismos de supervisión son débiles, y la confianza ciudadana es escasa.
Hemos anteriores emergencias sanitarias mundiales, como el virus del Ébola y la gripe porcina, nos han permitido aprender lecciones que ahora podemos aplicar, y sabemos que incluso en tiempos de crisis hay quienes buscan sacar provecho de la desgracia ajena.
La identificación de estos riesgos de corrupción antes de que sucedan puede ayudar a fortalecer nuestra respuesta global a la pandemia y ofrecer así los servicios de salud a quienes más lo necesitan.
LA ADQUISICIÓN DE MEDICAMENTOS Y EQUIPO MÉDICO
La adquisición de medicamentos y suministros a los sistemas de salud es, con frecuencia, uno de las sectores más vulnerables y dónde existe más riesgo de corrupción.
De acuerdo con la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés), aproximadamente entre el 10 y 25 por ciento de todo el dinero gastado en adquisiciones a nivel mundial se pierde en corrupción. En la Unión Europea, en tiempos sin crisis, 28 por ciento de los casos de corrupción en el sector salud están relacionados específicamente con la adquisición de equipos médicos.
Es necesario contar con información pública y bases de datos abiertas que permitan a la ciudadanía conocer qué se está comprando, a quiénes se están comprando y a qué precio.
PREVENCIÓN DE ESPECULACIÓN / ELEVACIÓN EN LOS PRECIOS
En todo el mundo, los países están reportando escasez de medicamentos y suministros médicos debido al coronavirus. Esta situación sin precedentes aumenta la presión sobre los procesos de adquisición -de por sí ya frágiles- y aumenta el riesgo de que los proveedores, a sabiendas de que los gobiernos no tienen más alternativa que pagar, acudan a la extorsión con precios inusualmente elevados.
Tener procedimientos de contratación abiertos y transparentes ayuda a mitigar estos riesgos. Si logramos que no puedan ocultarse y esconder sus beneficios, los corruptos no serán capaces de aumentar ilegalmente sus precios y se verán obligados a cobrar precios razonables a los gobiernos.
El acopio de suministros tales como macarillas, guantes y desinfectantes para las manos también está contribuyendo a la escasez de suministros en hospitales y centros de salud. En un intento de sacar provecho del pánico de la población, algunos comerciantes han estado inflando los precios para los consumidores ordinarios.
En la India, el gobierno respondió a este problema con la creación de una línea directa para que los ciudadanos reporten insumos que se vendan por encima del precio recomendado. En Estados Unidos y en todo el mundo, empresas como Amazon están eliminando de sus plataformas a quienes ofrecen productos a precios inflados o productos falsos que dicen curar o proteger contra el virus.
Los gobiernos y las empresas deben hacer redoblar esfuerzos para prevenir las especulaciones o las ganancias excesivas y poco éticas, y el sector privado no debería primar su ansia de beneficio a cambio de cualquier precio.
COMPARTIR INFORMACIÓN SOBRE ESCASEZ
Como resultado del COVID-19, los fabricantes de medicamentos en China, la India y otros países también están reduciendo la producción de medicamentos recetados, incluyendo antibióticos, así como ingredientes clave para otros medicamentos.
A pesar de estas carencias de medicamentos importantes, agencias gubernamentales, como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), no darán a conocer los nombres de estos fármacos. Esta falta de transparencia proactiva es especialmente frustrante para los proveedores, pacientes y consumidores que dependen de estos medicamentos.
Sin información transparente sobre qué medicamentos pueden experimentar escasez, los sistemas de salud no pueden preparar soluciones alternativas, como la búsqueda de otros fabricantes o proveedores.
En tiempos de crisis, en lugar de proteger los intereses corporativos, los gobiernos deberían poner a disposición del público la información sobre los medicamentos que presentan escasez para garantizar el acceso a medicinas que podrían salvar la vida de muchas personas.
FONDOS PARA EL TRATAMIENTO Y DESARROLLO DE VACUNAS
A medida que los países siguen luchando para enfrentar la pandemia, la carrera para que investigadores y científicos desarrollen medicamentos o una vacuna eficaz contra el COVID-19 ya está en marcha. Los gobiernos se han visto obligados a invertir más en investigación y desarrollo.
Por ejemplo, desde 2002, Estados Unidos ha gastado casi 700 millones de dólares en la investigación de los coronavirus, incluyendo el síndrome respiratorio agudo severo (SARS por sus siglas en inglés) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS por sus siglas en inglés). Más recientemente, el Reino Unido comprometió 20 millones de libras a la investigación del coronavirus y la Unión Europea aumentó su presupuesto de 47,5 millones de euros a este propósito.
Ahora que los gobiernos, con fin loable fin de responder a la emergencia, están aumentando los fondos que van a distribuir en todo sus territorio, incluyendo estados, provincias y comunidades locales, es necesario tomar medidas para reducir los riesgos de corrupción.
Ante ese flujo de fondos, los gobiernos deberán incrementar sus esfuerzos para rastrear y monitorear los recursos y asegurarse de que el dinero no termine en bolsillos corruptos.
TRANSPARENCIA DE DATA SOBRE PRUEBAS CLÍNICAS
El desarrollo de medicamentos y vacunas para el COVID-19 es crítico, así como la publicación de los resultados de las pruebas clínicas para demostrar lo que es efectivo - e igualmente importante - y lo que no lo es. Sólo así quienes investigan podrán aprender de los estudios existentes, recortar las curvas de aprendizaje y no perder tiempo persiguiendo líneas de investigación que no obtienen resultados.
Sin embargo, las tasas de publicación de resultados de estudios clínicos son notoriamente bajas, en particular para los financiados con fondos públicos de investigación, incluyendo los de la Unión Europea. Aunque las pruebas clínicas financiadas por fondos privados tienen mayor porcentaje de publicación, muchos informes incluyen grandes cantidades de texto oculto para proteger información comercialmente sensible.
Un informe de 2009 del Instituto de Medicina de Estados Unidos (IOM por sus siglas en inglés) identificó varios casos de conflicto de interés financiero en investigación, educación y prácticas médicas, todos ellos debidos a la influencia de entidades privadas. Otros estudios privados resaltan que la información puede ser manipulada para producir resultados positivos en las pruebas clínicas. Este poder de la industria privada sobre la salud pública socava la transparencia en las investigaciones y pone en riesgo la salud de un sinnúmero de individuos, familias y comunidades.
El desarrollo de medicamentos y una vacuna contra el coronavirus debe ser un esfuerzo transparente y colaborativo, no una competencia secreta entre empresas privadas, o incluso entre gobiernos.
A principios de la semana pasada, varios los medios informaron sobre una lucha de poder entre Estados Unidos y Alemania para el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus; hechos como este inspiran poca confianza en nuestros líderes y suponen un mal ejemplo para el resto del mundo sobre cómo actuar en tiempos de crisis.
LECCIONES DE LA GRIPE PORCINA
De acuerdo con la British Medical Journal (BMJ), el brote de gripe porcina en el período 2009-2010 resultó en un gasto mundial de aproximadamente 18 mil millones de dólares para surtirse de Tamiflu, el tratamiento prescrito para la epidemia.
Sin embargo, tras una revisión científica de las pruebas clínicas durante cuatro años de esfuerzos prolongados para obtener información de la farmacéutica fabricante, Roche, basada en Suiza, los científicos encontraron que el Tamiflu no era mejor que el paracetamol en el tratamiento de la gripe porcina.
PREVENCIÓN DE DESINFORMACIÓN Y PROTECCIÓN A ALERTADORES
En medio de esta creciente emergencia sanitaria mundial, existen serias preocupaciones por la propagación de información falsa o equivocada y la amenaza real que eso supone para profesionales de la salud que necesitan comunicar datos ciertos el COVID-19.
En Wuhan, China, el epicentro de la pandemia, un proveedor del cuidado de la salud e informante, Li Wenliang, trató de lanzar una alerta temprana sobre la gravedad de la pandemia, pero fue silenciado por funcionarios del gobierno.
En Estados Unidos, hay un intercambio de mensajes políticos que van y vienen entre el vicepresidente Mike Pence, a cargo de la respuesta del gobierno al COVID-19, y los más reconocidos expertos en salud, incluidos profesionales reconocidos como el director del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas (NIAID por sus siglas en inglés).
Los mensajes concurrentes o contradictorios pueden resultar en desconfianza de la ciudadanía hacia sus gobernantes, y fomentar la difusión de noticias falsas, un fenómeno que la Organización Mundial de la Salud ha etiquetado como “infodemia” (infodemic)'.
Es crucial que los gobiernos actúen de forma abierta y transparente con el fin de construir y mantener la confianza de los ciudadanos.
RIESGOS DE SOBORNO
A medida que los hospitales luchan para hacer frente al COVID-19 y enfrentan una escasez creciente de personal, camas, ventiladores y otros equipos sanitarios, los riesgos de soborno se incrementan.
Médicos, sanitarios y el conjunto de servicios médicos se enfrentan a decisiones muy difíciles sobre qué pacientes tratar en función de quién necesita más atención.
Se crea así un ambiente propicio al soborno.
En 2019, el Barómetro Global de la Corrupción para África y el Medio Oriente y el Norte de África, encontró que las tasas de soborno en hospitales y centros de salud son del 14%en cada región. En América Latina y el Caribe, el porcentaje reportado es de 10%.
Los pacientes que estén dispuestos y puedan pagar un soborno para recibir atención médica lo antes posible, podrían relegar a los más vulnerables e incapaces de pagar al final de la lista de espera.
LECCIONES DE LA EPIDEMIA DEL ÉBOLA
El brote, la dispersión y la contención del virus del Ébola de 2014 a 2016 proporciona lecciones importantes sobre la corrupción en tiempos de crisis.
La Cruz Roja Internacional estimó el costo de la corrupción del brote en Guinea y Sierra Leona en más de 6 millones de dólares. Los informes muestran que la epidemia de Ébola dio lugar al desvío y malversación de fondos, información falsa de los salarios, los pagos por suministros duplicados, así como y el soborno de profesionales de la salud, a cambio de recibir atención médica y escapar de las zonas en cuarentena.
LECCIONES DEL SARS
Como resultado de la epidemia de SARS en 2003, Taiwán estableció un centro de mando nacional para ayudar a coordinar y hacer frente a futuras emergencias de salud. Mediante el fortalecimiento de la transparencia, el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y el desarrollo de un plan de prevención robusta, el país está mejor preparado para responder a las pandemias de gran escala, como el coronavirus.
Tras los brotes de Ébola tanto en África Occidental y el SARS en Asia, la infraestructura de atención de la salud ha mejorado gracias a un mayor escrutinio y mayores recursos dedicados al fortalecimiento de los sistemas de salud.
FORMAS DE AVANZAR
A medida que la pandemia del COVID-19 continúa extendiéndose, es importante tener discusiones abiertas y francas sobre nuestros sistemas de salud y las vulnerabilidades que los hacen más susceptibles a la corrupción.
Transparencia Internacional exige a los gobiernos actuar con mayor transparencia para mejorar la adquisición de medicamentos y vacunas, fomentar las contrataciones abiertas y transparentes, evitar el aumento ilegal de precios de medicamentos y suministros médicos, y compartir información sobre la escasez de medicamentos de manera oportuna.
Además, los gobiernos deben mejorar la transparencia de los datos de las pruebas clínicas para que los científicos de todo el mundo puedan construir sobre los avances ya realizados y no de empezar sus investigaciones de cero.
Igualmente importante es que los gobiernos hagan más para prevenir la propagación de información falsa y proteger a los alertadores en sus esfuerzos por salvar vidas y reducir el riesgo de soborno en hospitales y centros de salud.
Por último, es necesario reducir la influencia de los grandes intereses privados y es esencial que los gobiernos tomen mejores decisiones en favor del bien público. La salud pública, y no los intereses políticos o empresariales, debe ser la prioridad.
Esta es una versión ampliada de un artículo publicado previamente en el portal de transparencia Iniciativa de Salud Internacional.
Traducción de Corruption and Coranovirus realizada por Paola Palacios y Mariel Miranda de Transparencia Mexicana (@IntegridadMx).
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